Flora Borsi es una artista multidisciplinar que se dedica principalmente a la fotografía y a la manipulación digital. Estudiante de Bellas Artes en Hungría -su país natal-, se especializó en autorretratos, arte conceptual, retoque fotográfico, editoriales de moda… sin dejar de prestar atención a la geometría y la composición, empieza a crear en cada uno de sus trabajos una atmósfera onírica, personal y perfecta, centrándose en temas como la identidad, las relaciones, emociones, sueños…
Borsi ha expuesto su obra de forma individual tanto en Europa como EEUU, ha participado en exposiciones colectivas como Shift Continental de la Galería Saatchi, ha exhibido su obra en el Louvre y, ha ganado premios de arte y crítica, y además, ha sido una de las imágenes principales al abrir Adode Photoshop CC en 2014.
La artista empezó en 2004 a desarrollar su interés por la manipulación digital, y posteriormente en 2007 empezó a estudiar de forma autodidacta fotografía; esta última disciplina era vital para poder llevar a cabo sus propias composiciones fotográficas. Uno de los proyectos por los que se dio a conocer fue Photoshop in real Life (Photoshop en la vida real), una obra que pretende reflejar cómo serían las herramientas de photoshop aplicadas al día a día. Retoque de maquillaje, disimular imperfecciones, incluso modificar alguna parte del rostro. Un proyecto reivindicativo sobre el uso masivo del retoque fotográfico en revistas de moda y belleza, y la ironía de poder manipular la apariencia en la vida real con sólo apretar unos botones, ésta probablemente la fantasía de cualquier mujer.
Otro de sus proyectos es The real models, una serie fotográfica que describe cómo serían las modelos -de haber sido reales- de obras icono del arte abstracto.
El último proyecto de la fotógrafa se llama Animeyed. Valiéndose del programa Photoshop y de autorretratos, crea un universo surrealista que toma como referencia su anatomía real para transformarla de modo que se fusione su rostro con el de un animal. Mitad real, mitad ficción, Borsi utiliza el ojo de ambas especies para unificar el rostro híbrido de un ser humano que está entre persona y animal. El efecto visual y el gran parecido con su homónimo animal, hace de esta serie fotográfica una auténtica obra de arte, cuidando hasta el último detalle de la imagen: color, iluminación, maquillaje… creando un mundo hipnótico y desconocido cuya manipulación es tan real, pura y perfecta, que prácticamente parece -en algunos de los casos- que de una imagen real se tratase. El resultado: unas piezas de arte surrealista únicas.
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