Peter Jojaio, también conocido como Pedro J. Gil Velasco, es un autor completo que ya había sorprendido con sus fanzines autoeditados Ratón Manía y Capricho, su colaboración en antologías como Niños de Komodo, Kovra 4 (ambas de Ediciones Valientes) o Terry (Fulgencio Pimentel) y, más recientemente, su cómic Picnic Saturnal (Apa-Apa Cómics). Todas ellas obras interesantes, en las que ya destaca una autoría particular, pero no es hasta esta primera obra larga, Febrero para galgos, que hemos podido disfrutar en profundidad de los lápices y la retorcida mente de Jojaio.
Una apuesta muy arriesgada y valiente, a la par que acertada, de Entrecómics: obviamente, no es un cómic para todos los públicos, pues nos hallamos ante una historia dura sobre dos críos sometidos a “bullying”, con un entorno familiar “complicado” siendo finos. Una historia violenta y repleta de dolor, sin moraleja ni redención posible pero orquestada magistralmente.
Jojaio consigue hipnotizar al lector contando una historia de supervivencia entre dos adolescentes envueltos en un mundo frío y hostil hasta el dolor, y lo consigue gracias a dos aspectos; por un lado, un desarrollo casi teatral de la narración que nos recuerda a las películas de Jim Jarmusch o David Lynch, donde la crudeza de los hechos narrados es tan aséptica que aturde al lector, al mismo tiempo que lo mantiene enganchado; por otro lado, tenemos el aspecto visual, notable, con una línea limpia y clara y una paleta de colores muy “naif” que consiguen quitarle hierro a la violencia descrita en la historia.
Otro punto destacable es la influencia de Charles Burns, en cómo mezcla secuencias de realidad con las fantasías (o alucinaciones producidas por la medicación y algún más que probable desequilibrio mental) del personaje protagonista, como en la secuencia del galgo en el bosque, las disertaciones del hamster o las surrealistas interrupciones de la serie de dibujos que los niños ven, que sirven para relajar tensión al lector, aunque sea levemente.
En definitiva, un cómic oscuro pero genial, que nos deja con ganas de ver por donde evolucionará Jojaio.