No puedo ni quiero imaginarme un mundo en el que Jane’s Addiction no hubiera existido. Imposible poder seguir respirando si Nothing’s Shocking no hubiera visto la luz aquel glorioso verano de 1988. Mi vida no sería la misma si Perry Farrell no hubiera cogido jamás ese autobús que lo llevó a Los Ángeles. ¿Qué clase de mundo sería? ¿Qué sería de mi vida? Pues definitivamente un mundo en el que no querría vivir.
Sin Jane’s Addiction podrían haber existido Soundgarden, Alice in Chains o Nine Inch Nails. También Rage Against the Machine, e incluso Nirvana, pero no sonarían igual. Nada sería igual… Nirvana a menudo obtiene el crédito de ser la primera banda “alternativa” en obtener éxito masivo, en ser la banda que cambió el curso de la música. Eso no es verdad. Fueron Jane’s Addiction. Y eso lo decía Tom Morello, no un triste fan como yo.
Ellos lograron aglutinar a todos los fanáticos del rock, a todos los raros de los institutos de todo el planeta. Lograron que los seguidores del rock escucharan rap, que los indies escucharan metal y que los heavies se acercaran al indie. Ellos con su crisol de sonidos juntaron para la causa a un montón de chicos más o menos jóvenes bajo su manto. Nos tutelaron y nos guiaron por la vida. En definitiva, nos salvaron la vida del peor de los males… el aburrimiento. Hasta Taylor Hawkins se rinde ante el poder de los angelinos: En 1988, Jane’s Addiction me salvó la vida, dijo el baterista de Foo Fighters. Jane’s no inventó el rock moderno, pero convirtieron a los rockeros modernos en una tribu duradera e inclusiva. Jane era la única banda que yo veía en aquellos tiempos, que tenía ese tipo de gente que los seguía en cualquier lugar. Había un montón de grandes bandas alrededor en ese momento, decía Henry Rollins a los medios.
En Agosto de 2013 se cumplieron 25 años desde el lanzamiento de Nothing’s Shocking, un disco grabado a fuego en mi alma como ningún otro. Un disco tan influyente que jamás envejece, una especie de retrato de Dorian Gray pero musical. Muchos críticos se quedaron perplejos en 1988 al escuchar por primera vez esas 11 canciones. Al igual que debería pasarte a ti si tras leer estas palabras lo pinchas por primera vez.
Nothing’s Shocking es uno de esos álbumes que se escucharon, que se amaron y jamás fueron olvidados, si nos fijamos en otros discos icónicos que salieron en la época en la ciudad de L.A. en los años 80 y principios de los noventa: Appetite For Destruction, Straight Outta Compton o The Chronic, aunque siguen siendo mitos, están lejos de haber aguantado bien el paso del tiempo. Y sin embargo, la obra y el mito de Jane’s sigue tan fresco como entonces, casi tres décadas después. Su música sonaba a cientos de cosas a la vez, rock progresivo, funk, punk, rock, metal, jazz… pero todo ello rodeado de misticismo, magia, violencia y mucho sexo. Mi sexo y mis drogas y mi rock n ‘roll, son las únicas cosas que me mantienen aquí, cantaba Perry en su otra gran obra maestra, Ritual de lo habitual. El sexo, como lo describió Jane’s, también era audaz; un ritual, con velas encendidas, altares construidos, espíritus agitados. Es parte de lo que los unía a una base de seguidores devotos y, seamos realistas, lo que los mantuvo interesantes. Eran unos adelantados a su tiempo…
Pocos grupos de los ochenta en adelante lograron empalmar dos obras capitales de la historia del rock. Si Nothing’s Shocking era un disco de diez, perfecto en cada surco, su posterior trabajo parece por momentos incluso superar la perfección. Toda la magia sigue ahí, aunque el grupo estuviera rompiéndose en pedazos, aunque Perry y su musa Casey estuvieran más pendientes de follar y pincharse que de tocar música… hasta el último estertor fueron grandes e influyentes.
En 1991 tocaban cerca de casa, y por única vez en años mis padres me prohibieron ir a verles, tenía 15 años y consideraron que era peligroso para mí. Nunca antes lo habían hecho y jamás volvieron a hacerlo. El disgusto fue tremendo, pero solo hizo crecer mi amor por la banda. Por suerte en la gira de retorno con el infravalorado disco Strays pude resarcirme y aunque parezca increíble hicieron un concierto antológico, y ahuyentaron los fantasmas que me martirizaban del pasado. Cuando la vida se tuerce, o te da palos, ellos siempre están ahí, cuando te sientes desesperado y perdido, su música te tiende la mano. Jamás podre amar a alguien como los amo a ellos, me han dado tanto que jamás poder devolverles todo lo que han hecho por mí. Incluso cuando sacan un disco bastante normalito como su último suspiro The great escape artist, un disco que sería sublime viniendo de otros pero que bajo su firma queda por debajo de sus otros trabajos. Quizás vuelvan, y quizás vuelvan a publicar música de nuevo, y jamás dejaran de sorprendernos. Son un ente vivo incluso cuando están separados.
En mi corazón solo hay unos Jane’s los de Eric, Dave, Stephen y Perry, sin desmerecer a los otros grandes bajistas que han pasado por la banda, Flea incluido, pero es que estos cuatro juntos hacia algo más que música, hacían arte. Desde las portadas hasta el último detalle, todo estaba en su lugar. Tardé años en encontrar la vacilada de Perry en la foto interior del libreto del Nothing’s Shocking, una gran vacilada por cierto… Su música me acompañará siempre, la familia, los amigos, el trabajo y las parejas van y vienen. Incluso tú varías con los años, en mi caso me he vuelto más cerebral y más visceral a la vez. He mutado en un ser pasional y desapasionado al mismo tiempo, capaz de todo y de nada… Pero mira es oír la música de Jane’s y la vida se transforma en algo maravilloso.
Top Five de Jane’s Addiction
5- “Been Caught Stealing” quizás uno de sus temas más radiables, algo complejo en el universo de la banda, un clip que apretó las tuercas a los magnates de la todopoderosa MTV en aquellos días, divertido y peligroso a la vez, un corte perfecto para bailar y rockear, el eterno ying y yang de Jane’s.
Uno de esos cortes que sirven de cebo para incautos, la telaraña musical con la que atraparon a los incautos que no habían sucumbido antes.
4- “Superhero”. Aunque solo sea por haber sido la sintonía de una de las series que más adoro. Entourage escogieron este corte de Jane’s para retratar el vomitivo y fascinante mundo de Hollywood. Un corte repleto de músculo, con una furia y una fuerza descomunal. Todo su trabajo “Strays” tenía el mismo problema, por decir algo, la banda perdió magia y misticismo pero lo rellenó con furia y fuerza. La banda sonora sonaba potente y vitaminada. Para algunos fans supuso un problema, no fue mi caso.
3- “Irresistible force” otro de sus himnos más modernos, el último quizás, y es que si con Strays habían perdido misticismo aquí, con su hasta ese momento último disco, con material nuevo, pecaron de lo contrario, demasiada mística y algo forzada, pero cuando funcionaba como en este caso la magia de antaño volvía a brillar.
2- “Ocean Size” es inmensa, tan grande como el propio océano, con la banda en la cúspide, con Perry desgañitándose sobre un riff de Navarro descomunal, y es que Dave es uno de los mejores guitarristas de su generación, Slash y compañía incluidos. Stephen llena de ritmos tribales un vacío existencial que solo palpita con el pulso del bajo robusto de Avery, otro gran músico infravalorado. Perkins es sin dudarlo uno de los percusionistas más imaginativos del rock americano de las últimas décadas, aparte de fiel escudero de Farrell.
1- “Three Days”, imposible escoger otra canción, los 10 minutos y 48 segundos más importantes de la historia del rock, una patada en la cara de todo aquel que se enfrenta a esta canción. Un mundo en sí misma que te atrapa y seduce para incorporarse a tu alma para siempre. Miles de canciones en una, millones de notas, cientos de millones de emociones concentradas en esos 648 segundos que cambian la vida de todo aquel que la escucha con los oídos libres de prejuicios. El corazón de Jane’s.