Valencia en Fallas

Valencians, ja estem en Falles. Lo reconozco, cada vez que escucho la palabra Fallas tiemblo y no precisamente de la emoción. Llevo ya unos cuantos años a mis espaldas siendo una gran hater de las Fallas. Vivir en el barrio del Carmen y tener un casal ocupando el bajo de mi edificio desde luego tampoco ayuda mucho. El caso es que siempre he tolerado bastante mal las faltas de respeto y la mala educación, los gritos y a la gente aborregada moviéndose en masa, sobreexcitada, haciendo ver a todo el mundo -mediante una sobreactuación obscena de su conducta- lo bien que se lo está pasando. Como si al resto nos importara. También soy una amante real de Valencia y de mi barrio, por eso me apena ver el maltrato al que son sometidos durante el mes de Fallas, sí amigos, el mes de Fallas.

El caso es que en un intento de reconciliación o de acercamiento a este mundo tan total y apasasionante (leáse con rintintín) que a mí, a mis casi 36 castañas, aún se me escapa, el otro día después de un largo rato de meditación, mindfulness, de series de respiraciones y de beberme un yoggi tea de bon matí, así para templar el nervio, me fui con dos colegas a Rambleta, a uno de los desayunos que organizan una vez al mes con el apoyo de Caixa Popular. No es el primer desayuno al que asisto y debo decir que todos en los que he estado me han parecido super interesantes, pero es que este… este iba sobre las Fallas, así que no me hacía una especial ilusión, pero para que veais que estoy abierta al diálogo y que debo tener un puntito sadomasoquista raro, allí me planté, intentando disimular la cara de peseta antigua que se me pone inevitablemente al hablar de estas fiestas tan populares y populosas.

Ricard Balanzá durante la charla en Rambleta. Foto: nanukstudio
Ricard Balanzá durante la charla en Rambleta. Foto: nanukstudio

 

El enfoque del debate era guay. Y guays eran también los ponentes. Ni rastro de la caspa rancia que por desgracia supone el 99,9% de los falleros. Hablamos de diseño, de arte (¿son arte las fallas?), de artistas y artistas falleros, de Comisiones innovadoras, rompedoras y por supuesto ninguneadas, del sentimiento fallero, del auténtico caos en el que se hunde la ciudad durante las fiestas y de la impunidad del lobby fallero. Porque que nadie lo dude, en Valencia los falleros son un lobby muy potente, los vecinos mimados, los que pueden cortar una calle en abril para celebrar el cumpleaños de la chiquilla, la fiesta de la primavera, San Juan o la ocurrencia más loca y molesta que tengan. Y el resto de vecinos, los que no llevamos banda ni moñetes, a callar. La guerra está perdida.

Pero bueno, volvamos al lío. Pudimos escuchar y hablar con Yinsen (las terceras mujeres en la historia encargadas de hacer la cartelería fallera este año), con Elena de la Falla Mossén Sorell-Corona (por todos conocida por ser una de las fallas más cool de Valencia y que ha contado con artistas como Escif para que crearan el monument faller), con Giovanni Nardin y Anna Ruiz (artistas que por un giro demoniaco del destino acabaron volcando su talento en el mundo fallero) y con Ricard Balanzá (artista fallero conceptual y colorista, que tiene un estilo propio y rompedor). Por desgracia y aunque lo que contaban sonaba muy bien, el sabor de boca con el que me quedé fue bastante agridulce. Y es que esto se nos va de las manos. Al final lo de menos en las Fallas es la falla en sí misma, el trabajo que se esconde detrás de cada ninot, de cada sátira. Al final lo importante en las Fallas es la fiesta, las verbenas, las carpas, el olor a orín y a vomitera. Aunque es cierto que podemos encontrarnos con alguna Comisión un poco más moderna, el cambio es superficial, se suele reducir a las fallas infantiles, a las que se les da un valor inferior y por eso dejan al artista una mayor libertad creativa, pero la regla sigue siendo no salirse del dogma, de la estética hegemónica, de las señoras gordas en tetas, de ninots que parecen haber sido reproducidos en serie. Vamos, que volvemos al punto de inicio. Las Fallas son por definición unas fiestas que se imponen en Valencia y a los valencianos, te gusten o no.

Acaba el debate. Me hierve la sangre. Odio las Fallas. Pero la meditación mañanera está empeñada en no dejar salir la ira, así que directa de Rambleta decido ir al taller de un amigo que es artista fallero (porque sí, porque tengo amigos falleros, amigos artistas y amigos artistas falleros, ea). Nunca antes había pisado un taller de un artista fallero.

Taller Cap de Suro
Taller Cap de Suro

Xavi, el alma mater de Cap de Suro (Xavier Gutiérrez y Ariadna González), nos recibió lleno de manchurrones de pintura y un polvillo blanco que lo inundaba casi todo. Este año Cap de Suro firma tres fallas infantiles, Blanquerías, Corona y Exposición y en ellas nos lleva de viaje, nos hace soñar con un barrio ideal y recrea los platos de la gastronomía tradicional valenciana al grito unísono de bon profit y en un velado homenaje a su madre y a Casa Carmela (donde Xavi se crió entre paellas magistrales, arrós al forn i calderetas).

Xavi contándonos la historia de la Falla infantil  Exposició
Xavi contándonos la historia de la Falla infantil Exposició

Son los últimos días antes de la plantà. El trabajo gordo está hecho, pero ahora queda perfilar los últimos detalles, pintar, montar, desmontar. Vamos, que llevan un lío de campeonato, jornadas maratonianas para que el día 15 de marzo esté todo en su sitio. El trabajo de un año entero hecho falla, hecho ninots. Y menudo trabajazo. La verdad es que me fascinó. La minuciosidad con la que Xavi trabaja, poder ver todo el proceso creativo, la Falla primero en papel dibujada a escala, luego en plastelina y por último verla allí delante, contando una historia que por desgracia, para muchos, pasará totalmente inadvertida. Ojalá las Fallas fueran esto, pensé.

Primero la falla se dibuja a escala
Primero la falla se dibuja a escala
Posteriormente se hace en plastelina
Posteriormente se hace en plastelina
Detalle de algunos de los ninots que formarán las fallas
Detalle de algunos de los ninots que formarán las fallas

Pude ver el arte, el buen gusto, el mimo. Pude entender un poco el sentimiento, la pasión por la que uno de repente decide un buen día que ni interiorismo ni diseño industrial, que lo suyo son las fallas. Y sentí admiración. Inmenso curro, que se verá recompensado con un premio, con más fallas y con fuego. Ala, tot per l´aire. El espíritu canalla de la festa del foc.

Y por cierto, yo hoy paro. Grrrrrl Power!

 

 

 

 

 

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