“Me llamo Mar Villar, soy ilustradora y nací en Alicante. De pequeña le pedía a mi madre que me llevara a la playa para buscar conchas y caracolas en la orilla. También me pasaba los días leyendo sobre pájaros y otros animales y dibujando en cualquier parte, así que finalmente acabé en Bellas Artes.
Al año de acabar la carrera me preparé un buen portfolio, me lié la manta a la cabeza, y me mudé a Madrid con la intención de llamar a puertas y enseñar mi trabajo. Desde entonces he trabajado para Santillana, SM, Bloomsbury Books, Macmillan, INJUVE, Nalvay, Nubeocho… También estudié diseño gráfico en CICE, he asisitdo a talleres sobre ilustración y realizado exposiciones.
Ahora vivo y trabajo en Valencia, desde casa, con una gata que reparte amor y pelos a partes iguales, una taza de café o té en la mesa, y unas cuantas plantitas que trato de regar periódicamente para que no se mueran. De vez en cuando echo de menos Madrid y a los amigos que allí conocí, pero he vuelto a buscar caracolas en la orilla del mar”.
Cuentas que acabaste la carrera y te fuiste a Madrid a probar suerte ¿cómo fue tu incursión en el mundo profesional? ¿Qué desafíos te encontraste y cómo les hiciste frente?
En realidad no me fui nada más acabar la carrera, sino que me pasé un año en mi pueblo trabajando y ahorrando dinero. Mientras tanto, investigaba cómo podía enfocar mi trabajo hacia el mercado editorial y de libros infantiles y de texto, cómo había que proceder en temas fiscales, y en los ratos que me dejaba el trabajo preparaba el portfolio que mostraría a posibles clientes. Así que pasado el año lo dejé todo, alquilé un piso junto con una conocida de cuando estudiaba en Salamanca y una amiga suya (que a día de hoy son dos de mis mejores amigas) y me lancé a la aventura. Me apunté a un curso de diseño gráfico para profundizar, y empecé a llamar a editoriales, a visitar algunas de ellas, a enviar portfolios a cualquier sitio que se me ocurriese… Hasta que meses más tarde sonó la flauta y me cayó mi primer encargo importante: ilustrar siete libritos de cuentos para niños de 4-5 años para Santillana.
Supongo que el desafío más importante al que me enfrenté fue el económico, a vivir en una ciudad cara de por sí y vivir de ahorros los primeros meses. Hay gente que tiene la suerte de que su familia la puede ayudar en ese aspecto, pero no era el caso de mis padres, así que a la locura que mucha gente de mi entorno veía en dejar un trabajo e irme a Madrid había que sumarle el que si me iba mal me daría el batacazo de mi vida. Al principio compaginé la ilustración con prácticas como diseñadora gráfica y maquetadora, y más tarde trabajando para un sello de revistas. Hasta que con el tiempo, cuando ya empezaba a tener un volumen de encargos considerable, dejé el trabajo de maquetadora para dedicarme 100% a la ilustración, ¡y hasta el día de hoy!
Cada vez hay más gente que se dedica a la ilustración de manera profesional, ¿Qué diferencias encuentras en el sector desde que empezaste tú hasta ahora? ¿Qué consejos darías a los que se quieren dedicar a ello y no saben cómo empezar?
Yo creo que con el boom de la ilustración, que parece que sea una moda, hay muchos que se lanzan a estudiar ilustración sin saber muy bien cómo va, cómo convertirse en un profesional. Ven la parte bonita que se ve en las pantallas de los móviles, que es la de dibujar todo el día, ganar likes y followers, pero no ven la de ganar lo suficiente para pagar tu cuota de autónomos, la de enviar emails ofreciendo tu trabajo, la de buscar clientes, la de las trimestrales del IVA… También hay algo que no me gusta nada y es que a veces te ofrecen encargos con precios muy bajos para el volumen de trabajo y toca negociar para arañar algo más, o directamente rechazarlo porque no te lo suben y al echar cuentas no te sale rentable.
Sobre consejos para los que empiezan, yo les diría que trabajen mucho y para ellos mismos, que dibujen todos los días y se esfuercen por mejorar. Que tengan claro hacia qué mercado o mercados se quieren encaminar y trabajen en un portfolio enfocado a lo que quieran y que destaquen entre todos los demás para conseguir que se fijen en ellos. Ahora mismo parece que la gente que empieza sabe de la profesión lo que ha visto en Instagram y otras redes sociales: sube dibujos para ganar cuantos más likes y followers mejor, ya te preocuparás más tarde por saber dibujar, comunicar, transmitir una idea, sintetizar… Es como empezar la casa por el tejado y eso no hay por dónde sostenerlo. El tener miles de seguidores no sirve de nada para atraer buenos encargos, un buen trabajo sí. Toda esa gente a la que seguro siguen y admiran tienen años de trabajo a sus espaldas, han trabajado muchísimo, y le dedican tiempo a sus redes sociales para comunicar lo que hacen. Lo que pasa es que esas horas sin dormir y esos años y años de practicar hasta encontrar tu estilo o tu sello no se han mostrado. Querer saltarse todo ese proceso es sencillamente imposible. Y otra cosa: que valoren su trabajo, que no trabajen gratis a cambio de promoción (la promoción te la puedes hacer tu perfectamente), que no tiren los precios ni revienten el mercado, porque al final nos perjudica a todos, incluidos ellos mismos. Y ante la duda sobre un presupuesto o algo que no tengan claro, que aprovechen esas redes sociales para algo más que conseguir likes y pregunten a otros profesionales que ya llevamos años trabajando, que somos buena gente y si tenemos idea sabremos resolver dudas. Y si no, que pregunten en asociaciones como APIV, que seguro sabrán asesorarles.
¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Qué parte de ese proceso disfrutas más?
Pues depende, si es un encargo para un libro infantil comienzo por leer el texto, anotar alguna cosa y dejarlo aparcado, que repose un par de días. Mientras sigo con otra cosa pienso en qué sensaciones me ha producido, en lo que he sentido al leerlo, en el tono… Más tarde ya comienza todo el período de investigación y desarrollo: la relectura, la creación de personajes, la ambientación, elegir la paleta de colores, bocetos… Y una vez hecho todo esto, queda la parte técnica, es decir, dibujar y trabajar en cada página hasta acabarlo. En cuanto a trabajos personales, pueden surgir de cualquier cosa: ponerme a dibujar en el cuaderno a ver lo que sale, una frase de una conversación, alguna persona o situación que vea por la calle, una película, una canción, sentimientos y vivencias propios… Cualquier cosa puede ser el detonante que hace que se te ocurra una idea para desarrollar. Y luego el proceso es similar al anterior, pero como en este caso no hay texto, a mí me ayuda mucho apuntarme cosas referentes a la idea y desarrollarlas mediante la escritura, me sirve para poner orden a lo que tengo en la cabeza. Y el resto ya es muy similar a lo anterior: apuntes rápidos, bocetos, colores, técnica…
Me gusta mucho la parte de investigación y bocetos, es la que más quebraderos de cabeza me trae y la que más me desgasta, pero también es la más gratificante. Es como adentrarte por un camino que no conoces, o como perderte en un bosque. No sabes muy bien por dónde ir, o lo que te vas a encontrar, a veces te enredas, o descubres que estás dando vueltas en círculo, luego consigues desliarte, descubres una pequeña luz en ese camino oscuro en el que estabas, la sigues, encuentras nuevos senderos…
¿Qué encargo te gustaría que te hicieran?
Algo que aún no haya hecho, como ilustrar poesía para adultos (o para niños, que también me parece interesante), hacer un libro sobre ornitología o botánica, pintar murales… Me gusta trabajar en proyectos que supongan un reto para mi.
¿Cuáles son tus imprescindibles en Instagram?
Sigo sobre todo a ilustradores, admiro el trabajo de muchos de ellos. Me gusta mucho, por ejemplo, el trabajo de Nader Sharaf, Tània García, Eva Carot, Adolfo Serra, Kristina Sabaite, María Hesse, Martutxa Casares, Ceci Moreno, Ester García, Albert Arrayás, Nuria Díaz, Joana Santamans, Esther Gili… Por decir lo primero que me viene a la cabeza.
También hay cuentas que sigo porque suben fotos que me gustan y me transmiten algo, como Petronia Locuta y sus paisajes de Galicia y fotos de naturaleza, Melituca y sus estampas de Zaragoza, o Babycatface y sus imágenes en donde predomina el rosa (pelo incluido).
Y por último, ¿cuáles son tus proyectos de futuro?
Estoy terminando el que será mi primer álbum ilustrado como autora, que creo que saldrá después del verano, y la verdad que le tengo muchas ganas. Es lo que comentaba antes en la parte del proceso creativo, la parte de investigación y bocetos de este proyecto me ha dejado agotada, pero ya me he recuperado y tengo ganas de terminarlo y tener todo ese esfuerzo materializado en un libro.