Este verano Sorbito Divino cerraba sus puertas, no era un adiós, sino un hasta luego. Se mudaba a otro local, unas calles más abajo. Una apuesta arriesgada y un cambio necesario. Aunque por unos meses nos dejó un poco huérfanos y desubicados a los parroquianos de siempre, (léase parroquianos como vecinos, pues Sorbito Divino funciona como catalizador de los que vivimos cerca de él), la espera mereció la pena. Y tanto. De hecho podemos gritar a los cuatro vientos esto de ¡Sorbito ha vuelto! Y lo ha hecho en un nuevo local, con una amplia y cuidada referencia de vinos y con una carta renovada y deliciosa que cuenta con platos fríos y calientes. Pero sin duda, lo que más nos gusta del nuevo Sorbito es su bodega subterránea. Un privilegio tenerlo de vecino, oye.


En pleno corazón de la ciudad, pero huyendo del típico bar enfocado para guiris, lamentablemente tan habitual en Ciutat Vella, Sorbito Divino vuelve a abrir con las pilas cargadas y con el ánimo de darle mucha marcha a Velluters. Una propuesta original y diferente que tanta falta le hace a nuestro querido barrio.

Kampa es la propietaria y alma mater de Sorbito Divino. Una madrileña de pura cepa (que nadie le toque a su Atleti), que deja su impronta y su carácter en todo lo que hace y ofrece. Por sus manos han pasado más de 1.800 referencias de vinos, cavas y champagne que van desde 2€ a 1.200€, pero lo que prima ahora son vinos buenos, bonitos y baratos.

Vinos por copeo, cañas bien tiradas, cervezas artesanas, vermuts, cenas y aperitivos. Pedirte un vino equivale también a tapa, gratis. Me encanta, que en estos días de frío te reciban con un caldito, casero y caliente, que templa el cuerpo. Cocina de mercado con propuestas que van desde tostas y ensaladas, a las típicas tapas de barra de bar como croquetas o ensaladilla, o a platos más elaborados como crujiente de rabo de toro o carrilleras en su jugo. Ideal para picotear o para irte cenado a casa. Y también entonado, sí.








El ambiente es acogedor, familiar, divertido. El típico sitio donde prácticamente todo el mundo se conoce y se saluda, donde puedes ir solo porque sabes que vas a encontrarte a alguien, donde corres el riesgo de ir a tomar una y alargarte hasta horas un poco indecentes para un día entre semana. Meeting point, buen rollo y sin duda el sitio más top de Velluters. Y a precios asequibles, que esto también suma.

Funciona también como bodega, hacen cursos y catas especiales de vinos, cavas y vermuts. Y ojo, que para dentro de un par de domingos inauguran el “Divibrunch”, que consistirá en barra libre de comida, tanto fría como caliente, más una bebida por 10 euretes. Así que ya saben, háganme caso y pasen y beban. ¡Salud!