El experimento fue el siguiente:
- Asistir a mi primer concierto del Grupo Revelación, del que has oído buenas y no tan buenas opiniones
- Intentar no sucumbir a los comentarios de los demás para alcanzar la experiencia del directo de la banda por uno mismo
- Antes investigar el recorrido musical por las diferentes plataformas donde están disponibles sus discos
Mucho llegó a Valencia con su último álbum recién sacado del horno, Pidiendo a las puertas del infierno, y con dos singles bastante promovidos en gran parte de los medios musicales, y con el espíritu de renovarse o morir. El preámbulo adecuado para dejarse sorprender.
El resultado no fue tal, fue un trascurso correcto, e intenso en algunas ocasiones, que dejó las expectativas por encima de la realidad. Tras las primeras canciones, Martí Perarnau se congratulaba de ver el Wah Wah medio lleno, aunque para ellos suficiente. En las primeras filas fans incondicionales, pocos pero fieles a sus ídolos. El resto de asistentes vertidos por el espacio sobrante entre el escenario y la barra.
La intimidad creada dejó al grupo al desnudo en esta cita, lo que acabó siendo una confirmación del poco recorrido que lleva este disco en el escenario. Demasiado tímidos para un saturday night fever en Valencia, que dejó el ambiente de la sala vacío de falsetes al más puro estilo Bee Gees, a los que el grupo nos tiene acostumbrado en sus discos.
Pero hubo varios intentos de surcar, a modo de improvisación, las melodías psicodélicas con los teclados y guitarras al libre albedrío. Con Nuevas ruinas se notaron momentos de euforia y disfrute que revelaron una acertada declaración de intenciones.
¡Sigan por ahí amigos! Animaron al público, rompieron con lo esperado y dejaron constancia del potencial de la banda.
El recorrido de canciones no dejó ninguna en el tintero, ahí cumplieron con lo esperado. Y sacaron a relucir Como si no hubiera mañana para el deleite de los amantes del guitarreo de los Mucho de antes, donde se denotó cierta soltura en el escenario. Soltura y complicidad, porque observando las miradas propiciadas entre los cuatro miembros del grupo, como conclusión del experimento, se intuye que ellos mismos se encuentran a prueba. Y cada escenario es su examen. Eso o que estaban cansados.